Seite 4: Die roten Schuhe (Los zapatos rojos)



Alle Menschen sahen auf ihre Füße, und als sie durch die Kirche und zur Chortür hinein schritt, kam es ihr vor, als ob selbst die alten Bilder auf den Grabsteinen, die Steinbilder der Pfarrer und Pfarrersfrauen mit steifen Kragen und langen schwarzen Kleidern, die Augen auf ihre roten Schuhe hefteten, und nur an diese dachte sie, als der Pfarrer seine Hand auf ihr Haupt legte und von der heiligen Taufe sprach und von dem Bunde mit Gott, und daß sie nun eine erwachsene Christin sein sollte.
Und die Orgel spielte so feierlich, die hellen Kinderstimmen sangen und der alte Kantor sang, aber Karen dachte nur an die roten Schuhe.

Am Nachmittag hörte die alte Dame von allen Leuten, daß die Schuhe rot gewesen wären, und sie sagte, das wäre recht häßlich und unschicklich, und Karen müsse von jetzt ab stets mit schwarzen Schuhen zur Kirche gehen, selbst wenn sie alt wären.

Todo el mundo le miraba sus pies, y en el momento de de entrar en la iglesia por la puerta del coro aún le parecía a ella que hasta los antiguos cuadros que adornaban las lápidas sepucrales, los retratos de los párrocos y sus esposas, con cuellos postizos y largos ropajes negros, tenían los ojos fijos en sus zapatos rojos. Ésta no pensaba en otra cosa cuando el sacerdote extendió las manos sobre ella, ni cuando le habló del santo bautismo, la alianza con Dios, y dijo que desde ahora sería ya una cristiana responsable. Respondieron las solemnes notas del órgano, los niños cantaron con sus voces más dulces, y también cantó el viejo preceptor, pero Karen sólo pensaba en sus zapatos rojos.
Al llegar la tarde ya la señora había oído decir en todas partes que los zapatos eran rojos, lo cual le pareció inconveniente y indecente. Resolvió que en adelante cada vez que Karen fuera a la iglesia llevaría zapatos negros, aunque fueran viejos.

Vokabular
der Grabstein = la lápida sepucral
die Orgel = el órgano
unschicklich = indecente





contacto pie de imprenta declaración de privacidad